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Mi primera cosecha en Puerto Madryn

La apicultura durante este último tiempo ha sufrido un cambio en términos sociales, productivos, económicos y ambientales. También en relación a los perfiles de los ingresantes a la actividad. Este antiguo oficio es realizado por hombres y mujeres de todo el mundo.


En torno a los nuevos emergentes y/o reivindicaciones en pos de redefinir el posicionamiento social, la integridad física y moral, y los roles de la mujer en la sociedad moderna. La apicultura no fue la excepción a esta nueva manifestación cultural de lo femenino en lo social y político.


De hecho, hay organizaciones de mujeres apícolas que se agrupan para cumplir con el objetivo de la formación en la actividad, para mejorar continuamente con sus emprendimientos en lo que refiere a la producción y la posibilidad de potenciar el trabajo colectivo. Uno de esos ejemplos es el Colectivo de Mujeres Apícolas “Reinas de Corazones” de la Prov. de Buenos Aires.



Sofia Lavirgen es una incipiente apicultora sin historia familiar en la actividad apícola de la localidad Puerto Madryn, provincia de Chubut. Sofía comentó a La Miel en tu Radio cuáles han sido sus impresiones en su primera cosecha apícola.


¿Cuándo y por qué te iniciaste en la apicultura?


Hace un año y medio, aproximadamente, tuve mi primer acercamiento con el mundo de las abejas, ya que había algo de ellas que me resonaban (no sabía muy bien qué), pero estaba en búsqueda de una tarea que me diera felicidad.

Empecé acompañando al apiario a Adriana, una apicultora de los alrededores de Puerto Madryn, después empezamos a capacitarnos con el grupo de Reinas de Corazones y el INTA. Por último, en octubre del 2020 me compré mis primeros dos núcleos.


¿Recordás la primera visita al apiario? ¿Qué fue lo más asombroso y curioso para ti?


En mi primera visita al apiario, lo que más recuerdo fue el olor del humo que salía del ahumador. Fue una sensación hermosa, porque me trasladó a las salidas de camping que hacíamos en familia cuando era chica, y en ese momento sentí que ese era mi lugar. Luego al acercarme a las colmenas todo me asombraba de las abejas, me parecieron desde un primer momento magníficas. Y por último, antes de finalizar con las tareas en el apiario, Adriana extrajo un cuadro lleno de miel y me lo regaló. Desde ahí me volví fanática de mascar cera con miel.

Recuerdo que ya en casa y de noche, todavía estaba sonriendo por el fantástico mundo que había conocido.


“Lo que sentí ese día fue que se está volviendo realidad un sueño que tengo hace varios meses y es que la apicultura debe volver a las familias, como también lo está siendo el huerto en las casas.”

¿Cómo hiciste tu primera cosecha? ¿Quiénes te ayudaron?


La primera cosecha de mis colmenas fue el 24 de enero del 2021. Las dos colmenas se encuentran en la quinta "El Quilimbay" que es de mis padres, donde ellos tienen un quincho, el huerto familiar, una pequeña plantación de frambuesa y muchísima vegetación autóctona de la zona, como es el quilimbay, la jarilla, el molle, entre otras.

Cómo las colmenas las cuidamos en familia, ya que nos turnamos para darle agua (en Madryn llueve muy poco y no hay fuentes de agua dulce cerca), quería que la cosecha también sea familiar y se viviera como una fiesta.

Así que nos organizamos: mi papá prendió el horno de barro, mi mamá hizo la masa para las pizzas y con Adriana nos pusimos los trajes y armamos la sala de extracción en un taller que está detrás del quincho.

Fue hermoso, todos trabajamos, mientras nosotras desoperculábamos, entre mi pareja y mis hermanas se dedicaban a la centrifugadora manual. Brazos sobraban. Y todos estaban felices, mi sobrino de 8 años estaba fascinado, todos terminamos aprendiendo un poco más sobre el mundo de las abejas. Y además de todo, sacamos unos hermosos 30 kilos de miel.



¿Qué sentiste haciendo este trabajo con la familia?


Lo que sentí ese día fue que se está volviendo realidad un sueño que tengo hace varios meses y es que la apicultura debe volver a las familias, como también lo está siendo el huerto en las casas. No solo porque genera un producto más para alimentarse durante todo el año (y que además se puede compartir y vender), si no también porque te hace estar atento al ambiente en que vivimos y a conectarse más con la Tierra y la naturaleza.

Y por otro lado, es muy interesante la consciencia familiar que se genera cuando nos volvemos responsables y cuidadores de todo el proceso que significa llevar el alimento a nuestras mesas.


Si tuvieras que calificar esta experiencia con una palabra: ¿Cuál sería la palabra que representa esta experiencia de cosecha?


La palabra con la que identifico la cosecha es celebración, ya que es una manera de agradecer y poner de manifiesto este trabajo, por que se hace con la familia y las abejas.


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