En la literatura de Leandro podemos ver conjugadas las tres ramas que atraviesan su vida: la comunicación, la palabra y la apicultura. En el 2021 publicó su primer poemario, El guardián de la colmena, en la editorial Abisinia, y forma parte de una colección llamada Concierto Animal. Un dato que no es menor es que este poemario tuvo su lanzamiento en Argentina y Colombia.
Sobre el libro, El guardián de la colmena podemos decir que el mismo se divide en tres partes: “La memoria del cuerpo”, “Los días del apicultor” y “Párrafos sobre una dulce compañía”. En la primera parte, los versos se adentran en el sentir de la piel y del cuerpo todo, en el goce, en el amor y sus riesgos, en la amistad, en la pérdida. En sus poemas habitan los aromas, el placer, las miradas, el amanecer y el ocaso del amor, siempre atravesados por la naturaleza: la flora y la fauna, lo fértil.
Dicen los expertos que alguna vez dijo Borges que: “si quieres ser un buen escritor, debes ser mil veces un buen lector”. Y este no es otro que el caso de Leandro, en sus páginas se manifiestan las intertextualidades con grandes de la literatura mundial y lo hace con total naturalidad.
En la segunda parte, “Los días del apicultor”, el autor nos presenta “La poética de la abeja”, su naturaleza, su mundo, su patria, sus enigmas; también la labor de quien se ocupa de ellas y convive con la colmena. De allí proviene el conocimiento y el aprecio que se transmite en cada verso por esta especie.
No es casual que el poeta se convierte justamente en su guardián. En los poemas podemos descubrir que, desde que nacen las abejas danzan en torno a él, al tiempo que parece que siempre han formado parte de la vida de Leandro porque aparecen en sus recuerdos de infancia y juventud, en sus vivencias del presente. De hecho, el poema “La estela de Heráclito” dice:
“La abeja en su baile
Escribe mi nacimiento”
Las abejas, la apicultura, no solo resultan la musa principal del poeta, su mayor fuente de inspiración, sino que también la práctica de esta “artesanía” y la vida en comunidad con la colmena, le han otorgado el don del detalle y madurez, han afilado sus ojos y sus oídos para ver el mínimo detalle, para oírlo todo: desde los zumbidos hasta los silencios, y así convertir cada imagen, cada sonido, cada roce, cada sentir en versos que desbordan miel.
La tercera parte, “Párrafos sobre una dulce compañía”, nos trae una serie de textos, relatos breves, sencillos, dulces -como dice el título-, tiernos –agregaría yo-, muy poéticos, que revelan retazos de historias en las que la humanidad y las abejas comparten experiencias, se entienden y se acompañan; también en las que la colmena se vuelve un refugio para el hombre.
Así como en uno de sus versos se expresa que las abejas vibran sabiduría, podemos decir que Leandro Frígoli irradia también esa vibración en sus letras. Su voz, en varios poemas, resulta antigua porque se remonta a tiempos pasados, muestra un entendimiento profundo sobre la naturaleza, por ello, saben a madurez, a sabiduría.
Aunque las abejas se lleven la mayor parte de los laureles, tal vez para los loberenses este libro tenga un condimento especial: la aparición en los versos de ciertos rincones de nuestro partido, de ciertas personas que podemos reconocer como Ismael Forese, Juan Carlos Frígoli, su esposa, entre otros, transformados en personajes.
Por todo lo que he expresado, y por mucho más, vale la pena leer “El guardián de la colmena”. Como síntesis, en el poema “Crónica de un abrazo” dice:
“Un tropel de abejas escribe
Una pregunta en el aire:
¿Podrá Leandro Frígoli expresar sus sentimientos?”
Nosotros, sus lectores, podríamos responder al tropel de abejas: al parecer, sí, lo hace.
Biografía
Magalí González Cagni nació en Lobería, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1986. Se desempeña como docente de los niveles secundario y terciario. Es Profesora en Letras de la Facultad de Humanidades de la UNLP (2011), narradora oral y, desde marzo de 2020, Presidenta de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Sarmiento” de Lobería. Vivió catorce años en la ciudad de La Plata. Allí tomó talleres literarios (“El arte de la ficción”) y de narración oral (“Rayuela”). Este año (2022), comienza a cursar la Diplomatura en Escritura Creativa de la UNTREF.
Comments